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La Clínica del Cannabis Mendoza desde 2017 lucha por la incorporación del cannabis al marco legal y la democratización en la producción.

En marzo de 2021 se produjeron importantes cambios respecto a la medicina cannábica. Mendoza reglamentó una ley que permitía incorporar el cannabis a su matriz productiva y desde nación se modificó la Ley 27.350, que regulaba la investigación y el uso del cannabis medicinal de forma excluyente – puesto que sólo tenía en consideración a aquellos pacientes con epilepsia refractaria-.

Sin embargo, en Mendoza desde 2017 existe una organización dedicada a facilitar el acceso y la información sobre medicina cannábica: la Clínica del Cannabis Mendoza, ubicada en Dorrego al 138, en Guaymallén. Desde El Acento pudimos hablar en exclusiva con Gustavo Granella, coordinador y fundador de la clínica. 

“La clínica surgió a través de la Asociación Redes Nueva Frontera, una ONG dedicada a trabajar con personas con VIH desde hace 25 años. En pacientes con VIH existe una medicalización muy fuerte y nos dimos cuenta que con el cannabis podíamos aliviar muchos de los malestares que se presentan”, asegura Granella. 

Desde náuseas, problemas en la piel, dolores de cabeza, a cambios en el estado de ánimo que requieren medicación; los pacientes con esta dolencia comenzaron a experimentar los beneficios del aceite y las cremas derivadas de la marihuana. Luego se fueron sumando pacientes con diversas patologías: artrosis, artritis, epilepsia, alzheimer, entre otras. 

“El cannabis puede ofrecer una mejor calidad de vida, especialmente para aquellos pacientes que requieren cuidados paliativos”. Gustavo comenta que tuvieron casos de pacientes terminales que estaban consumiendo tramadol, pero obtuvieron mejores resultados con cannabis. “La muerte es inevitable, pero hay que ver cómo se llega a ese proceso y el cannabis puede mejorarlo”. A su vez, Granella señala la importancia de entender que el cannabis es una medicina muy interesante complementaria a la medicina tradicional.

En relación a los productos derivados del cannabis que tienen a disposición, Granella explica que actualmente tienen aceites con CBD, algunos con bajas dosis de THC, y cremas. Además explica que desde la organización ubicada en Mar del Plata – con la cual están conectados – se está trabajando en una serie de productos de cosmética, que una vez cuenten con la aprobación de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), estarán disponibles en la clínica.

“Nosotros estamos regulados por la Ley de Cannabis Medicinal. Con la última modificación ahora estamos autorizados a proveer hasta 150 usuarios o pacientes registrados, pero antes no era así”. En marzo de este año, el Ministerio de Salud de la Nación por medio de un decreto publicado en el boletín oficial, habilitó a las organizaciones no gubernamentales a cultivar para aquellos pacientes registrados en el REPROCANN (Registro del Programa de Cannabis).

No obstante, Gustavo señala la complejidad jurídica que se presenta tanto para los usuarios como para las ONG que buscan brindar sus servicios a la comunidad sobre este tema. “Me gustaría que se planteara el modelo de Uruguay, que es el más conocido que tenemos hasta el momento. Es un modelo en el cual se otorgó licencias a varios productores, se contempló el uso recreativo y su disponibilidad en farmacias, y que también le permitió al Estado generar mucho empleo e ingresos económicos”.

Además, sostiene que la complejidad deriva de que la Ley de medicina cannábica se contrapone con la Ley Antinarcotráfico. “Si bien hoy estamos autorizados – por la ley nacional – a tener hasta 1.300 plantas, si un juez decide privarte de tu libertad por tener plantas lo puede hacer”. 

En relación a Mendoza, manifestó que la Ley que busca incorporar el cannabis a la matriz productiva está dirigida únicamente a grandes empresas, dejando fuera del circuito a pequeños productores y a las Pymes. 

“Sé que están plantando en Santa Rosa, esa es la plantación más avanzada, pero no se han visto cambios o resultados. Mientras que en Jujuy – que también tomó recursos propios para hacer algo privado – ha dado resultados más concretos, ahora le venden el aceite de cannabis al gobierno nacional para proveer en los centros de salud”, afirmó Granella.

Para finalizar, Gustavo considera que aún no se produce un cambio cultural genuino respecto al cannabis y es un tema complejo porque toca muchas aristas, desde intereses económicos y políticos, a culturales. Pese a ello, una vez que el cambio comienza a darse en distintos países con la autorización del uso medicinal y la despenalización – tal es el caso de EE.UU-, es cuestión de tiempo que ese proceso se desate en los restantes y la sociedad lo asimile. 

Fuente: El Acento