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El Ministerio de Salud de Córdoba brindará acceso a tratamientos con cannabis medicinal para pacientes con epilepsia refractaria, único diagnóstico en el que existen evidencias de seguridad y eficacia y su uso fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos (Anmat).

El fármaco será provisto en forma gratuita en hospitales y centros de salud públicos y en el sistema privado por las obras sociales, que tienen que cubrirlo, de acuerdo con la ley nacional que aprobó los tratamientos no convencionales con medicamentos derivados del cannabis, a la que adhirió Córdoba en 2021.

El Ministerio de Salud de Córdoba brindará acceso a tratamientos con cannabis medicinal para pacientes con epilepsia refractaria, único diagnóstico en el que existen evidencias de seguridad y eficacia y su uso fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos (Anmat).

El fármaco será provisto en forma gratuita en hospitales y centros de salud públicos y en el sistema privado por las obras sociales, que tienen que cubrirlo, de acuerdo con la ley nacional que aprobó los tratamientos no convencionales con medicamentos derivados del cannabis, a la que adhirió Córdoba en 2021.

Gabriela Barbás, ministra de Salud provincial, explicó que se trata de un fármaco que “se utilizará para una patología determinada y con indicación de un neurólogo”. A la par, la ministra anunció que se puso en marcha el Consejo Consultivo para iniciar estudios que podrían derivar en investigaciones para nuevas aplicaciones y proyectos productivos, esto en acuerdo con los ministerios de Ciencia y Tecnología y de Producción.

Un uso muy restringido

El neurólogo pediatra Ariel Martínez, integrante del equipo de Epilepsia del Hospital de Niños, explicó que el universo de potenciales usuarios de este medicamento se puede estimar en un rango de entre seis mil y 12 mil personas. “Entre un 0,5% y un 1% de la población mundial tiene epilepsia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS): son unos 70 millones de personas. En Córdoba, esto nos indicaría que entre 20 mil y 40 mil tienen epilepsia. Cerca de un 70% responde bien a medicamentos tradicionales, pero hay un 30% que no, que son refractarios y este es el potencial universo donde se podría incluir, como otro tratamiento posible, el cannabidiol”, explicó el médico.

E incluso dentro de este número, hay que desagregar a quienes no son candidatos a cirugía y a quienes se evalúa que podrían responder mejor a otros tratamientos paliativos, como la dieta cetogénica y la neuromodulación, señaló el especialista.

Karina Gatica, referente de la Dirección de Farmacia de Salud, detalló que hay dos fármacos producidos en el país, el Kanbis (de laboratorios Elea) y el Convupidiol (de Aleph), que serán comprados por la Provincia para garantizar la provisión a los pacientes. En ambos casos, son jarabes, que vienen en dosis de 30 y de 100 mililitros. Cada frasquito tiene un costo de entre $ 60 mil y $ 90 mil, un valor semejante a otros anticonvulsionantes. Anmat autorizó su uso en mayores de 2 años, pero las dosis varían de acuerdo con el peso del paciente. Se debe tomar dos veces al día, por un lapso que debe ser determinado por el médico. Se entregará con doble receta archivada.

“Se trata de un fármaco, un medicamento, que apunta a mejorar la calidad de vida de un paciente. Es un paliativo”, definió Gatica.

Martínez aportó que, para el caso de las dos drogas autorizadas en el país para el tratamiento de la epilepsia refractaria, el 50% de los pacientes experimentó un descenso de un 75% de las convulsiones y entre un 8 y un 9%, de más del 85% de ellas. Hay casos que pueden experimentar entre 40 y 100 convulsiones diarias. En el resto de los casos, su eficacia es menor y existe un 20% de pacientes que en los estudios experimentaron un empeoramiento de sus situaciones.

“En esta enfermedad, lo que se ha establecido como rango mínimo de eficacia es que disminuya al menos el 50% de las convulsiones”, apuntó el especialista.

En pleno aprendizaje

Esto es: no se trata de una receta mágica ni de un fármaco que sea útil para todos los pacientes. “En este lapso estamos aprendiendo a qué tipo de patologías se adecua mejor”, manifestó. De hecho, en algunos casos se ubica al final de la lista de medicamentos por indicar y en la mayoría de las situaciones su administración va acompañada de otros medicamentos, también de efecto paliativo.

En este momento, en Córdoba, hay dos pacientes pediátricos que están usando estos fármacos –tratados en el Hospital de Niños– y un adulto, en una institución privada.

“Como no ocurre con otros fármacos, este es muy demandado por las familias y lo que estamos haciendo es dando una respuesta segura y eficaz, con evidencia científica. Sabemos que hay mucha expectativa en la población, pero también, que hay relatos anecdóticos, no científicos, que no son los que se tienen que tomar en cuenta para administrar o no un fármaco. Es algo nuevo y no tenemos 20 años de administración a pacientes para poder saber cómo se comporta el medicamento en el largo plazo”, consideró el neurólogo.

El primer paso para que se recete el fármaco es que se defina el diagnóstico de síndrome epiléptico y se sustente en videoencefalogramas y en estudios genéticos, entre otros estudios.

“La epilepsia refractaria, que es la que no reacciona a medicación, tiene un alto impacto en toda la familia. Que una persona convulsione 40 veces o más en un día trastroca la vida de todos los integrantes de la familia y un tratamiento paliativo que logre reducir la frecuencia de los episodios ofrece una mejora muy significativa en la calidad de vida de todo el grupo”, explicó Martínez.

 Fuente: Diario La Voz