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En los últimos años en los Estados Unidos creció fuerte el consumo en este grupo etario; esto es lo que hay que saber sobre sus posibles beneficios medicinales y efectos secundarios a medida que envejecemos.

Las personas mayores son una de las poblaciones de consumidores de cannabis de más rápido crecimiento en los Estados Unidos. Si bien algunos adultos mayores han consumido marihuana durante décadas, los estudios sugieren que otros están recurriendo a la droga por primera vez para ayudarlos a dormir mejor, aliviar el dolor o tratar la ansiedad, especialmente cuando los medicamentos recetados, que a menudo conllevan efectos secundarios no deseados, no funcionan.

En 2007, sólo alrededor del 0,4 por ciento de las personas de 65 años o más en Estados Unidos habían consumido cannabis en el último año, según la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud. Esa cifra aumentó a casi el 3 por ciento en 2016. En 2022, era más del 8 por ciento.

Nancy Herring, de 76 años, ha consumido cannabis de forma recreativa durante toda su vida adulta; se describe a sí misma como “una de las hippies de los años 60″. Pero no fue hasta que a su marido le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson y demencia hace dos años que ella empezó a preguntarse sobre el uso medicinal de la marihuana.

Durante el curso de su enfermedad, su marido, que ahora tiene 79 años, había desarrollado insomnio. Pronto, ninguno de los dos dormía.

Los médicos le recetaron pastillas para ayudarle a descansar, pero “nada funcionó realmente”, cuenta. En un momento dado, reaccionó tan negativamente a un medicamento que acabó en el hospital.

Luego probaron una cepa índica de un dispensario cerca de donde viven en Clearwater, Florida. Ahora, después de una gomita y una calada en una pipa, su marido “puede dormir por la noche, lo cual es algo enorme”, dice.

Las propiedades medicinales de la marihuana no han sido bien estudiadas, particularmente entre consumidores mayores, lo que dificulta que los médicos asesoren a sus pacientes sobre los beneficios y riesgos. Las empresas de cannabis se han apresurado a llenar el vacío, ofreciendo consejos a los adultos mayores sobre dosis o formulaciones e incluso creando productos destinados a atraerlos. Mientras tanto, a medida que más personas mayores experimentan con el cannabis, se evangelizan unos a otros sobre sus beneficios y comparten los problemas que han encontrado en el camino.

“La gente simplemente está desesperada”, declara el Dr. Aaron Greenstein, psiquiatra geriátrico de Denver. “Están dispuestos a intentar cualquier cosa”, agrega.

Cuando su propia abuela se convenció de que estaba reviviendo el Holocausto durante las últimas etapas de su demencia, tomar una tira soluble con una pequeña cantidad de THC (el componente psicoactivo de la marihuana) puso fin a sus flashbacks y la ayudó a sentirse en paz.

“He tenido docenas de pacientes que me dicen que ha curado sus diversas dolencias”, apunta la Dra. Haley V. Solomon, psiquiatra geriátrica de San Diego quien, junto con el Dr. Greenstein, ha escrito sobre las promesas y los riesgos de las personas mayores usando cannabis. “Creo que es muy importante escucharlos, reconocer lo que dicen y luego estudiarlo más a fondo”, señala.

Los adultos mayores deben ser conscientes de las posibles interacciones entre medicamentos, añade, y también considerar cómo el cannabis puede afectar la cognición, la coordinación y el equilibrio.

“La medicina no está funcionando”.

Sin una Estrella Polar que guíe a los adultos mayores sobre cómo consumir cannabis, existe un esfuerzo de base entre algunas personas mayores para enseñarse unos a otros.

Carminetta Verner, de 88 años, se ha convertido en la fuente de información sobre el cannabis en su comunidad de jubilados, el extenso complejo Leisure World en el condado de Montgomery, Maryland, que alberga a unos 8.000 adultos mayores.

Más sobre el cannabis

Con la legalización de la marihuana recreativa en varios estados, los productos de cannabis están cada vez más disponibles y son cada vez más variados.

  • Uso entre adultos mayores: las personas mayores consumen cannabis más que nunca. Esto es lo que se debe saber sobre los posibles beneficios medicinales y los efectos secundarios.
  • En el limbo: desde que Nueva York legalizó la marihuana hace dos años y medio, su esfuerzo por establecer la industria ha sido un camino lento y accidentado. 
  • Los reclutadores federales relajan las reglas: a medida que más estados legalizan la marihuana y la competencia por el talento se vuelve más feroz, el gobierno de EE. UU. está flexibilizando las reglas de contratación de la era de “Simplemente di no”.
  • Adicción a la marihuana: aunque las consecuencias del trastorno por consumo de cannabis no son tan graves como las de otras drogas, puede afectar la calidad de vida.

En 2018, fundó un club dedicado a educar a los residentes sobre el cannabis medicinal. La membresía del club, que ahora ha aumentado a unas 100 personas, podría ser mayor si no fuera por el estigma todavía asociado con la droga, asegura Verner.

“Hay mucha gente que está sufriendo y los medicamentos no les funcionan”, resalta.

Damien Cornwell, propietario de un dispensario en Binghamton, Nueva York, que abrió en febrero, relata que su negocio ha atraído a clientes que “buscan un alivio que no pueden encontrar en el consultorio del médico”. “Tienen padecimientos como artritis reumatoide, ansiedad e insomnio”, dice.

A medida que más estados legalicen el cannabis (ahora está permitido para uso recreativo en más de 20 estados y Washington, DC, y para uso médico en 38 estados y DC ), el número de personas mayores que recurren a la marihuana seguirá creciendo, aseguran los expertos. Una encuesta de Gallup de octubre encontró que alrededor de dos tercios de los adultos de 55 años o más piensan que el uso de marihuana debería ser legal.

Las marcas de cannabis cortejan a las personas mayores.

Steve Hickerson, que vive en Laguna Woods, California, quiere dormir mejor.

Usó gotas sublinguales de cannabis, pero cuenta que no le ayudaron, por lo que está probando gomitas, “que parecen funcionar mucho mejor”. En el pasado, sentía que usar drogas que alteran la mente era moralmente incorrecto (“Soy cristiano”, explica), pero ahora dice: “Tengo 79 años, las cosas son diferentes”. Está dispuesto a explorar productos que tengan un uso médico.

Las empresas están capitalizando el nuevo interés. A principios de este año, Hickerson fue trasladado en autobús a un evento organizado por Glass House, una de las marcas de cannabis más importantes del país, junto con otras 50 personas de su comunidad de jubilados a quienes se les ofrecieron productos de cannabis con un descuento sustancial.

La empresa Trulieve, que tiene la mayor presencia minorista de productos de cannabis en los Estados Unidos y una instalación de cultivo de cannabis de más de 200.000 metros cuadrados en el norte de Florida, también se está conectando con las personas mayores a través de sesiones educativas en comunidades de personas mayores.

Kim Rivers, cofundador y director ejecutivo de Trulieve, dice que sus clientes “sabios” (los de 55 años o más) están creciendo año tras año. En Florida, añade, estos adultos representan el 20 por ciento de su base de clientes.

¿Qué deberían saber las personas mayores sobre el cannabis?

Debido a que el cannabis no es legal a nivel federal, los médicos no cuentan con suficientes investigaciones que los orienten sobre para qué condiciones es útil, quiénes podrían estar en mayor riesgo de sufrir daños potenciales, cómo dosificarlo adecuadamente o qué cepas recomendar, explica el Dr. Benjamin Han, especialista en medicina de adicciones de la Universidad de California en San Diego, y uno de los pocos geriatras en Estados Unidos que estudia a los adultos mayores y el uso de sustancias.

“Lo que lo hace aún más complicado es que el cannabis es una planta muy compleja”, añade, y hay más de 100 cannabinoides (los componentes biológicamente activos de la planta de cannabis), así como productos con diferentes proporciones de THC a cannabidiol o CBD.

Empezar de a poco

Si un paciente quiere probar productos de cannabis que contienen THC, el Dr. Han recomienda comenzar con una dosis baja (generalmente de 1 miligramo a 2,5 miligramos) y luego “darle una semana” antes de tomar la decisión de aumentarla.

Tomar demasiados comestibles puede causar mareos, confusión, cambios en el ritmo cardíaco y la presión arterial, ataques de pánico, ansiedad, náuseas, vómitos e incluso puede llevar a algunas personas a la sala de emergencias.

También existe la posibilidad de que se produzca el síndrome de hiperemesis cannabinoide, una afección que provoca vómitos recurrentes en consumidores empedernidos de marihuana.

Un estudio, dirigido por el Dr. Han, encontró que las visitas al departamento de emergencias asociadas con el consumo de cannabis entre los adultos mayores aumentaron más de un 1.800 por ciento en California, de 366 en 2005 a 12.167 en 2019.

Los consumidores mayores pueden basarse en su experiencia previa con la droga, pero “el cannabis actual es muy diferente”, afirma. “Es más fuerte. Y además de eso, están todos estos cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento que te hacen más sensible de lo que hubieras sido hace 40 años”, explica.

Comentar los riesgos y beneficios con su médico.

“Es importante hablar con un médico o proveedor de atención médica, especialmente si se lo usa por razones médicas para tratar enfermedades crónicas o síntomas crónicos”, dice el Dr. Han.

El cannabis puede interactuar con ciertos medicamentos, como la warfarina, un medicamento que se usa para tratar los coágulos sanguíneos. Y las personas mayores que toman hipnóticos sedantes como Ambien o benzodiazepinas como Xanax, o que beben alcohol, deberían considerar evitar el cannabis, añade la Dra. Solomon, porque cuando se combina con esos medicamentos, puede causar mareos y confusión y hacer que las personas mayores sean más susceptibles a caídas y lesiones.

Y fumar cannabis puede desencadenar síntomas respiratorios en personas con enfermedad pulmonar crónica, añade el Dr. Han.

Informarse.

Verner recomienda acudir a dispensarios autorizados que vendan productos que hayan sido probados por un tercero. Familiarícese también con las regulaciones estatales, aconseja.

“Solo se necesita educarse, no tener miedo de las cosas y aprender por uno mismo”, dice Verner. “Uno necesita saber qué puede funcionar para uno mismo y partir de ahí”, sostiene.

Mediante prueba y error, descubrió que el cannabinol, o CBN, que no es psicoactivo, era de gran ayuda para su insomnio.

Ahora toma menos pastillas: solo una para sus niveles de tiroides y otra para reducir su presión arterial.

Muchos adultos mayores “terminan con todos estos frascos de medicina. Y no creo que sea necesario”, concluye.

Fuente: Diario La Nación