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Hasta la más glamurosa de las producciones puede arruinar esa pálida lluvia que se precipita desde la cabeza hacia los hombros. Confundida habitualmente con otras pestes, la caspa no es una sola y admite diversos tratamientos. Soluciones al alcance de la mano… y de la cabeza.

La caspa, esa lluvia blanca que se desparrama como papel picado después de un carnaval carioca, tiene diversos orígenes y diferentes causas. Nunca es un problema aislado sino que suele ser una combinación de varios agentes causales, hasta uno tan obvio e inevitable como el calor. Aunque parezca raro, puede desatarse por sombreros demasiado abrigados o carentes de ventilación.

Los Orígenes del mal

Antes de saber cómo se origina la caspa, primero vamos a averiguar de qué se trata. En donde solemos encontrar caspa, fundamentalmente, es en el cuero cabelludo (o en los hombros una vez caída) pero no es en la única parte de nuestro cuerpo donde podemos encontrarla.

El cuero cabelludo es la piel que reviste el cráneo del ser humano y, como su nombre lo indica, se halla más o menos cubierta de folículos pilosos. Es diferente de la piel de otras partes del cuerpo, simplemente por el motivo de que bajo la misma existe una estructura altamente transitada, formada por una ramificación enorme de vasos sanguíneos y que es la responsable de las grandes hemorragias que causan las heridas que se producen aquí.

Van a ser cinco las capas que forma el cuero cabelludo. La piel (a su vez constituidas por una epidermis, dermis y capa subcutánea) más externa es la epidermis, que es donde se insertan los folículos pilosos. De allí, emergen los pelos. Por ser la que está en contacto con el medio ambiente, y a merced de éste y sus caprichosos cambios, será la que más alteraciones sufra.

Lo más externo, lo más expuesto

La epidermis, que es la que en este tema más nos interesa (pues precisamente su disfunción va a ser la responsable de la aparición de la caspa) es la capa más externa de la piel del cuero cabelludo y está formada por células que se renuevan constantemente, es decir nacen, crecen y luego por un proceso metabólico complejo, pasan por la maduración específica (pierden la capacidad de dividirse, se vuelven más duras y planas) hasta formar la capa protectora impermeable denominada estrato córneo. Las células córneas o corneocitos se desprenden continuamente de la superficie de la piel en una continua descamación.

Normalmente, la epidermis del cuero cabelludo, como la del resto del cuerpo, se renueva regularmente cada veintiocho días.

Este cambio es tan microscópico que transcurre inadvertido. Sin embargo, hay ocasiones en las que la liberación de corneocitos es masiva y visible, como ocurre en el caso de las personas que padecen el problema de la caspa.

La verdadera no es la primera

La caspa, Pityriasis capitis en latín (de ahí su nombre), se define como una descamación excesiva del cuero cabelludo acompañada de una picazón leve pero sin signos clínicos de inflamación. El mecanismo de aparición de la caspa es consecuencia de un aumento de la velocidad de descamación de la epidermis. El fenómeno puede tener muchos orígenes, desde el nervioso, que puede ser el más común, hasta el alérgico o simplemente debido a cambios bruscos de temperaturas que hacen que la epidermis del cuero cabelludo empiece a funcionar y a descamarse, proceso que es natural pero que eventualmente puede desarrollarse de una forma anómala.

No todo lo que blanquea es caspa

Es bastante habitual que, para una mirada poco entrada, el diagnóstico de caspa pueda confundirse con el de la dermatitis seborreica, debido a que presentan síntomas semejantes, fundamentalmente picazón y descamación.

Sin embargo, a diferencia de la caspa, la dermatitis seborreica se caracteriza por una inflamación y descamación en áreas con una alta concentración de glándulas sebáceas, como el cuero cabelludo, las cejas, la frente, las pestañas, detrás de las orejas y a los lados de la nariz.

A diferencia de esas patologías dermatológicas, es preciso tener en consideración que no la hay un solo tipo de caspa. La ciencia ha detectado fundamentalmente dos variantes. Una que se denomina Pytiriasis simplex o forma seca y otra denominada Pytiriasis steatoides o forma grasa.

La primera, la caspa seca, es la más frecuente y se presenta como escamas finas de un tono blanco-grisáceo, más o menos adherentes, que pueden desprenderse después del peinado o de forma espontánea y quedar entre los tallos del pelo, para luego caer sobre la ropa. Las personas que sufren este tipo de caspa presentan un cuero cabelludo seco, falto de brillo y áspero.

En el segundo tipo de caspa, la caspa grasa, el cabello presenta un aspecto aceitoso y brillante, con escamas amarillentas, más gruesas y adherentes. Se presentan empapados en una película de grasa y su aparición puede ser seguida a la caída del cabello.

Si bien están bien marcadas las diferencias de estas dos tipos de caspa, todavía son inciertas las causas. Lo que sí se conocen son determinados factores que las pueden desencadenar, como la alimentación rica en grasas, la ansiedad, el estrés o el clima.

Estadísticamente se ha constatado que, contra lo que circula en el saber popular, durante los meses de invierno la aparición de la caspa es más virulenta y decrece en el verano.

Otra de las teorías que explicarían la aparición de la caspa es la creencia en que el cuero cabelludo tiene una determinada flora bacteriana, pequeñísimos organismos que le son propios y es normal que existan.

Lo anormal aparece cuando alguno de estos distintos microorganismos abunda más que otro y en forma más abundante, como es el caso del Pityrosporum ovale. El aumento de este microorganismo en detrimento de los demás, desencadena un desequilibrio en la flora microbiana normal y aparece la desagradable caspa.

La grasa que no engrasa

Pero como (casi) todo, la caspa tiene solución. Más aún si recurrimos a nuestro buen amigo, el aceite de cannabis, con el que podemos mitigar, e incluso hacer desaparecer, la tan poco glamurosa caspa.

En el mercado hay cientos de champúes con productos químicos como el ketoconazol o zinc piritiona, que son específicos para combatir de forma muy agresiva al poco bienvenido huésped. Sustancias que sin duda van a combatir la bacteria.

Si decidís ir al dermatólogo para tratar vuestra caspa, en raras ocasiones hará un análisis microbiano para saber cuál es su origen. Normalmente se limitará a esgrimir su carísima lapicera y recetar uno de los productos arriba mencionados. Que, por lo general, suelen ser bastante onerosos, tanto para el bolsillo del consumidor como para la seguridad social.

Lo que sí recomienda mi experiencia cannábica es algo mucho más sencillo y económico. Luego, por supuesto, y si la afección persiste, se deberá consultar a un profesional en dermatología.

Champú que tanto mal me haces

Buena parte de los champúes comerciales contribuyen a la eliminación de la oleosidad natural que el cabello necesita para mantenerse brilloso, sano y protegido de las agresiones del medio ambiente.

Las formulaciones de champú comerciales actúan de la misma forma que lo hacen los detergentes con los que lavamos la vajilla, separando la grasa en pequeñas gotitas, las cuales luego son arrastradas más fácilmente en el enjuague. Este proceso se denomina, químicamente, emulsificación de las grasas. La salud del cuero cabelludo, tanto para combatir la caspa como para mantenerse funcional, depende del equilibrado balance de la grasa que genera naturalmente.

¡El aceite desengrasa!

Como es bien sabido, el aceite de cannabis contiene un balance ideal de ácidos grasos esenciales Omega 6 y Omega 9. Tal propiedad ha de ser la responsable de equilibrar la grasa del cuero cabelludo, situación que está descontrolada cuando tenemos caspa.

Podemos sumar alguna de las particularidades del aceite de cannabis: es muy buen antimicrobiano y no agresivo para la piel del cuero cabelludo. De esta forma, no barre toda la flora microscópica del cabello, lo que provocaría un mal mayor.

Lo natural siempre es mejor

Hay otros aceites esenciales que también son muy útiles para combatir la caspa como el romero (Rosemarinus Officinalis sp) o el aceite de jojoba. Ambos se aplican sobre el cuero cabelludo antes del lavado o bien pueden agregarse al champú.

Mezcla de aceite naturales para masajear el cuero cabelludo

10 ml. de aceite de joroba.
10 ml. de aceite de aceite de romero.
80 ml. de aceite de cannabis.

Guardar en un envase oscuro y al abrigo de la luz, en la heladera, aproximadamente durante un mes, justo antes de que comience a oxidarse el aceite de cannabis.

Esta mezcla se puede utilizar para masajear el cuero cabelludo cuando se tiene una caspa seca.

Más mejunjes: tintura de romero.

Hojas de romero secas o frescas, una jarra o recipiente grande y alcohol (o en su defecto vodka).
25 ml. de agua, si es destilada mejor.
75 ml. de alcohol (o vodka).

Si se usan hojas frescas se recomienda utilizar el doble de cantidad que si se usan secas.

Procedimiento:

Se ponen las hojas secas (o frescas) en un recipiente de vidrio preferentemente oscuro.
• Se agrega la mezcla alcohol/agua hasta que tape totalmente las hojas. Tras lo cual es menester sellar el recipiente y guardarlo en un lugar fresco, al abrigo de la luz, a fin de dejar reposar la mezcla durante dos semanas y sacudir el recipiente que contiene la mezcla una vez cada tanto.

Además de aplicar el aceite de cannabis junto con el de jojoba, para luego darse un enjuague con tintura de romero, lo importante es saber cómo aplicarlo.

Poner nuestra mezcla de aceites en un plato hondo que permita mojar los dedos en él y masajear suavemente el cuero cabelludo durante unos dos o tres minutos.

Terminado a mano

El masaje va a ayudar a mejorar la circulación en el cuero cabelludo, ya que unas de las razones por la que puede haber una desmedida descamación del mismo es la mala circulación.

Muchas veces, esta situación es responsable de la caída del cabello. Suele suceder que los tratamientos carísimos (y larguísimos) que ofrecen por televisión, para evitar la caída del pelo, no son más que un tónico de uso externo para la circulación, a lo que se suman las sesiones de masajes.

Luego del masaje no hace falta enjuagar, ya que si se ha realizado correctamente, el pelo no quedará graso. Si se desea lavar es preciso permitir que actúe al menos una hora y luego lavar con un champú suave, de esos que usan los bebés, al cual se le puede agregar unas gotitas de aceite de cannabis y luego enjuagar con tintura de romero.

Aloha Aloe

Cuando la caspa es grasa y se han utilizado champúes comerciales, el cuero cabelludo suele sufrir una molesta irritación. Para mejorar estos casos, lo conveniente es hacer topicaciones con el mucílago del áloe, que va regenerar la piel lesionada del cuero cabelludo gracias a su gran poder cicatrizante.

El mucílago del áloe es una sustancia blanquecina que se extrae directamente de la planta. Resulta tan sencillo como cortar en sentido vertical un tallo del mullido áloe. Se abre y se extrae el mucílago, que si se lo conserva en la heladera durará, sin que pierda sus propiedades, aproximadamente una semana.

Dime lo que comes…

Pero como la procesión va por dentro, cambiando la alimentación también podemos atacar a la infesta invasora.
La mala alimentación puede ser la causa de la caspa, especialmente cuando ocurre una deficiente metabolización de los carbohidratos y de las grasa. Para contrarrestar esta situación resulta conveniente agregar en la dieta alimentos que contengan vitamina B6. Entre ellos se encuentra (cómo no) el aceite de cannabis.

Otro elemento muy importante para combatir la caspa es el azufre, el cual se encuentra en grandes cantidades en la cebolla y en el huevo.

Fuente: Cannabis Magazine